EN BUSCA DEL DESARROLLO…
“No hay cambio sin sueño, como no hay
sueño sin esperanzas”
Paulo Freire.
Por:
Patricia Ferrufino Laguna.
El pensamiento indígena boliviano continúa
con el discurso de los 500 años de colonización. Que nos constituye en una sociedad
que de repente pierde de vista, que nos encontrarnos frente a un mundo
globalizado, que nos reclama estar al orden de las exigencias y no enarbolando
discursos con temáticas que en muchos casos pierden su horizonte de realidad.
No puedo dejar de hacer referencia a la
importancia del fomentar el crecimiento de la identidad cultural en toda
sociedad y más en la nuestra, pues de ésta dependerá un buen desarrollo de la
misma. Sin embargo, mi preocupación va dirigida a que no podemos vivir de
lamentos, viendo al pasado a cada momento. Debemos trabajar en buscar cambiar
el curso de nuestra historia desde lo que fue la colonia, pasando por la
república, y caminar a paso seguro en busca del desarrollo.
Algunos sostienen que de lo malo, debemos
sacar algo bueno. Sin duda “Bolivia como nueva república mantiene su imagen de
explotación minera con nuevos dueños, los herederos de la forma de administrar
la economía que por su juventud prolongada basa su economía en la minería, el
mercado, sigue siendo el mismo y las condiciones las mismas, con inmensas zonas
boscosas, llanuras para el cultivo, nuestro país tiene solamente rostro de
altiplano y montañas, será nuestra manera de claudicar, al no pasar de ser
minera a país agrícola o maderero. Ante este panorama, si no cambia su economía
el país no cambia su forma de organización social, los indígenas que desde la
colonia son mano de obra barata, antes incluso una relación de esclavismo, son
la base y el motor de la economía pero así como mercancía, esa fuerza de
trabajo se va desgastando y acabando, el promedio de vida de un minero pasó de
los cuarenta años a un poco más sin embargo, si no hay progreso no hay
industria y tampoco un boliviano preparado para esa nueva forma de economía.
Un país minero por excelencia,
adolece de falta de industrialización, es más fácil explotar los recursos
naturales hasta el agotamiento que hacer nuevas inversiones y formar otro
perfil de hombre boliviano, hasta este punto considero que al comparar un
hombre asiático, con un hombre boliviano, la diferencia es de actitud. La
actitud está dada en oriente por una cultura que no es cómoda, el Japón no
tiene tierras, no tiene ganadería, no tiene bosques, pero tiene personas. Una
sociedad avanza de acuerdo a su economía y se refleja en la formación de su
gente…” (Pablo Aranda 2010). Es decir una identidad cultural que responda a una
cultura fuerte, sólida y trabajadora. Con materia prima que no solo se
fundamente en sus recursos naturales; sino que constituya al individuo
(sociedad) como esa materia prima fundamental para el crecimiento y desarrollo
de una sociedad, tomando en cuenta que la historia de grandes potencias no
están escritas en base a sus recursos naturales; sino en sus hombres y mujeres
con una cultura del trabajo, la disciplina y el buscar ser mejores, para
encontrar el desarrollo.
A lo largo de nuestra historia nos
vemos frente a reformas incompletas, (mal planteadas, mal formuladas) lanzadas
sin medidas para lograr buenos resultados, simplemente promulgadas al son de
ciertos intereses de poder. Tal es el caso de la Revolución Nacional de 1952
con sus medidas estructurales tales como: El Voto Universal una medida de corte
político que social, La Reforma Agraria política más que económica, pues no
reactivo la economía de aquel entonces. Ya que si bien se da la tierra al
indígena; no se le proporciona las herramientas de trabajo, ni mucho menos la
orientación y capacitación necesaria para cultivarlas y hacerlas producir. La
Reforma Educativa una vez más una reforma que no respondía a la realidad social
de aquel entonces. En este sentido urge re conceptualizar el papel de la
educación que resignifique un nuevo ejercicio pleno de ciudadanía, relacionado
con los derechos humanos, la ética, la equidad y la interculturalidad y La
Nacionalización de las Minas llevada a cabo en uno de sus peores momentos, medida
con un corte más de carácter social que económica en su momento.
Una historia sumergida en una
economía de enclave desde que nace a una vida de república hasta nuestros días.
Donde urge encontrar una estrategia nacional de desarrollo económico, trabajar
en la búsqueda del perfil de un individuo que se acepte, conozca y reconozca
como un ciudadano. Esta búsqueda debe estar fundamentada, en darnos cuenta de
la importancia que tiene la educación para el desarrollo de una sociedad. Que
se constituya en un ente transformador de la realidad y como es de suponer no
podemos dejar de mencionar la importancia de la salud como otro pilar de
desarrollo de una sociedad con las exigencias del siglo XXI.
Bibliografía
- ARANDA, Pablo; “América Latina Rentismo y Democracia”, 2010.
- PÉREZ, Beatriz, OVIEDO, María, “Estado de situación de la educación en Bolivia”, La Paz – Bolivia, 2002
- BRUCE, Cohen, “Introducción a la Sociología”, Ed. Mc Graw Hill.
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